Hace mucho, como diría el cuento, pero que mucho tiempo -hace ya más de un año-, y las fotos dan buena fe de ello, que tenía en espera compartir una de esas comparativas que llevo tiempo sin hacer, una comparativa de dos cochecitos que reproducidos, aunque bajo diferente marca, son iguales. el King Cobra de Revell y el King Cobra de MRRC.
Aunque presentados como novedad en la Feria Internacional de Nüremberg de ¿2006? ambas unidades son, y que quien entienda me corrija, herederas de los Monogram del '64 -tal como se lee en el interior de su carrocería (c) 1964 Monogram-; nada más y nada menos que cuarenta años después. Hoy, unidas para colaboraciones esporádicas, MRRC y Revell utilizan los maravillosos moldes de antaño (moldes Monogram) para, motorizados por MRRC, que los nostálgicos -que no todo es Exin- y aquéllos enamorados de los clásicos norteamericanos de los sesenta disfrutemos como enanos..., una lista de colaboraciones y modelos en común que se resume en los Chaparral, Porsche 904 y por supuesto este King Cobra.
Los años sesenta fueron, sin duda, lo mejores años, a todos los niveles, en cuanto a esta pequeña afición que nos une. Unos "chingan" esas obras en beneficio propio; otros adquieren, solicitan las licencias necesarias y después reproducen. En fin. Gracias a las enseñanzas de Santi parece que puedo llegar a distinguir aquéllos diferentes chasis metálicos, sus mecánicas, sus armados..., sin embargo hoy no toca hablar de ellos, porque no comparo un original con sus "retro" reproducción, porque hoy todos vienen con el afamado chasis Sebring de MRRC.
De aquéllos King Cobra aún tenemos otra versión, la de los pasos de rueda traseros abiertos, un modelo especialmente apreciado por los "corredores" de la época pues permitía una configuración más estable y rápida en pista.
Hoy la pintura es un lujo, la tampografía, como corresponde a ambas marcas, impecable y la fidelidad con el molde original, absoluta. Pero, en qué se diferencian ambas unidades, a parte de en lo evidente, colores. Realmente en poco, pero esas pocas diferencias existir existen. La unidad "azul" (Revell) se corresponde con la victoria de Dave McDonald en el Pacific Grand Prix disputado en 1963 en el famoso circuito internacional de Monterrey de Laguna Seca. La unidad "naranja" se corresponde con el abandono de Dave McDonald en Riverside (USRRC) 1964.
Uno de los puntos más pobre de ambos es su habitáculo, más cuando se trata de un tipo "sport" abierto, un tipo de vehículos que al reproducirse deberían tal vez contar con algo más de detalle; aunque las características del Sebring impiden modificar la bandeja; y bienvenido sea, que esto es, como siempre digo, un juego para disfrutar dando vueltas a un pequeño circuito eléctrico.
Otro de sus "debe" es, pese a que en su original sea visible no lo es tanto, la unión entre su parte superior e inferior, demasiado visible e imperdonable -salvo bayeta y caja metálica- en un modelo fabricado a día de hoy; de ahí que quiera volver a mencionar que este molde tiene más de 40 años.
Y si me pongo pejiguero, sus zagas, ya espartanas y sencillas en sus 1:1, pero la sensación de calidad apreciada, en especial de la tapa de salida de su fabulosa Colotti, es baja -un churro-; no por tanto por su diseño como por el aspecto de sus plásticos a lo largo de la unión de "arriba" y "abajo". A buen entendedor...
Ojo, dinámicamente no son exactamente iguales, y su comportamiento difiere, aunque en bien poco, pero difiere; y no por la disposición -y "bañado"- de su trompetería orgánica, sino por los materiales utilizados y montados al Sebring. El motor ya lo conocemos, sin freno y sin imán, los neumáticos, más de lo mismo en ambas marcas para sus modelos de serie, duros y sin grip.
Como se puede comprobar a simple vista, tendremos más problemas a la hora de tratar de mantener el morro en el carril que de volcar. Cierto, nadie se compra esta reproducción para competir, y sin imán y en casa su comportamiento es honroso, con el añadido de disfrutar de un King Cobra en nuestras casas, aunque para slot y a 1:32.
King Cobra o..., Cooper Mónaco..., sin duda King Cobra. Podríamos decir que ambas cosas mi capitán, pues un King Cobra no es más que el económico chasis de un Cooper Mónaco de chasis tubular, la idea que en 1963 Dave McDonald trasladó a Carroll Shelby para la competición; montando un V8 de 4700 de origen, cómo no, Ford. Por ello, por el chasis, en algunas páginas web algún "King Cobra" aparece bajo nomenclatura "Cooper Mónaco". Aunque también es cierto que ambos chasis eran bien diferentes, pues el del Cooper "de serie" se reforzó en todos sus puntos débiles.
Shelby había ya demostrado ser un preparador excelente, modificando piezas de diferentes proveedores para casar una máquina lo más eficaz posible..., y fiable. El "King Cobra" demostró, desde su primer día ensamblado, ser uno rival a tener en cuenta por todos, convirtiéndose en un rival temible para los Chaparrales de Hall.
Su palmarés, en los dos años que estuvo en activo en pruebas de Gran Premio, FIA y USRRC, fue claro, cuando no abandonaba alguna de sus unidades alcanzaban podium; así en las principales dieciocho carreras en las que tomó parte un King Cobra se contaron con ocho primeros puestos, dos segundos y dos terceros.
La tampografía, como he comentado, de premio en ambas unidades, y aunque sobria, que tantas veces es lo más complicado de clavar, de trazos muy definidos e intensos de color (salvo alguna transparencia en el dorado de shell). El casco -en nuestra unidad azul-, cobra tampografiada incluida es un acierto, el "97" es correcto, pese a que el número del King Cobra sea el "98". Encontré una foto, pero no recibí respuesta al correo solicitando publicarla. De hecho el "97" era el número de McDonald.
Algunas páginas donde encontrar más fotos e información: Super Cars y Chuck Brandt
Tras la muerte de McDonald, Shelby se centra en la suculenta oferta de Ford en su guerra contra el artesano italiano, aparcando los Cobra definitivamente. Hoy los King Cobra son estrella indiscutible en prueba de clásicos en la que se presentan, y no es de extrañar, son obras de arte e ingenio rodantes que superaron a los "oficiales" de los que tomaban ciencia y partes.
Un King Cobra puede gustar o no gustar físicamente, sus reproducciones pueden ser más o menos apetecibles, pero quien adquiera uno no se desprenderá de él. Hoy, visto que no es ni ha sido un súper-ventas, se puede encontrar desde 15€, tal vez porque los bi-plazas descubiertos de los '60 y '70 de origen norteamericano no sean los más apreciados entre los aficionados al slot en nuestro país, tal vez porque si además tampoco son unos rayos en pista pierden algo de interés; en cualquier caso..., espero que esta entrada de poco más de dos folios y medio -para no decir nada- alguno haya decidido, si tenía dudas entre ambas, cuál de las dos comprar, o quiera disfrutar de uno o ambos en pista, o en su vitrina, o venderlo/s, porque no todo es velocidad y búsqueda de límites, esto sigue siendo un juego, una fantástica afición que uno disfruta compartiendo.
Salud.
3 comentarios:
Me tienes que decir como haces las fotos,porque mira que a mi me salen mal macho.
Wenas!!! Que alegría da volver a leer un "articulillo" después de las vacaciones. gracias por compartirlo!
Adeu y gasssssss
Una deliciosa comparativa, una estupenda "reentré" para uno de mis Blogs favoritos, que da gusto leer. Y sí, la lectura del artículo me ha decidido a buscar uno y hacerle un huequecito en mi colección (que empieza ya a sufrir los sempiternos problemas de espacio, por emperrarme en conservar las cajas ... ¡¡con 100 coches Carrera!!)
El molde acusa la edad, y las maravillosas fotografías de Luis dan triste testimonio de ello, peeeero quizás en ello radique también su encanto, ¿verdad?
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