El Mercedes Benz 300 SL Coupé “Alas de Gaviota” sigue siendo hoy, más de cincuenta años después, la máquina que se convirtió en indiscutible imagen icónica de la marca de la estrella. Top Slot, bajo su número de referencia TOP 7113, presenta la Mercedes Benz 300 SL Coupé, número de chasis 405500223, única Mercedes en tomar parte en las 24 Horas de Le Mans de 1956, pilotada por el Príncipe Paul Metternich y Wittigo von Einsiedel con el dorsal número siete.
Mercedes Benz, tras la terrible tragedia protagonizada por una de sus flechas de plata en la edición de las 24 Horas de Le Mans del ’55, había decidido, en señal de duelo, no tomar parte, como Escudería, o Equipo oficial, en ninguna otra competición automovilística.
De esta forma la marca aparcaba años de dominio, sus conquistas Fórmula Uno (Nico ha tomado tremendo testigo), La Sarthe y principales competiciones, tanto de distintos Campeonato del Mundo como menores. Por su fiabilidad y prestaciones, muchos fueron los equipos y pilotos privados, entre ellos Metternich, que mantuvieron su confianza en los coches de “serie” fabricados por Mercedes, y a los que la marca ofrecía cierto apoyo, aunque no de forma oficial.
El favorito de todos ellos era el 300 SL. Metternich presentó en Le Mans su Mercedes 300SL en Categoría Sport 3.0 (2.001 a 3.000 cc), categoría a la que aspiraba propulsado por su motor seis cilindros en línea, con disposición longitudinal, 2.996cc, 215 CV a 4.600 rpm, frenos de tambor de aluminio con servofreno ATE y el hándicap de su peso reducido en cuanto fue posible para la carrera; pero con los favores que ofrecía, en especial para una carrera de 24 horas, la fiabilidad de su inyección directa Bosch PES 6 KL, que eliminaba los problemas de reglaje en carburadores.
Pese a todo, y a que la 300SL, ahora reproducida por Top Slot, era una de las favoritas para hacerse con la victoria de clase en esta edición del ’56, tras tan sólo ocho horas de carrera y 58 vueltas al remodelado trazado de Le Mans, el motor cedió, de forma inesperada, a la dureza de la prueba.
The Mercedes Benz 300 SL Coupe, “Gullwing”, remains today, more than fifty years later, the vehicle the brand of the star. Top Slot, under their reference TOP-7113, introduces the Mercedes Benz 300 SL Coupe, chassis number 405500223, the lonely Mercedes to take part in the 24 Hours of Le Mans held in 1956 with Prince Paul Metternich and von Wittigo von Einsiedel at the wheel of the silver arrow number seven.
After the 1955 terrible tragedy, Mercedes Benz decided, in mourning, not to participate as a racing Team on any other motorsport event.
That way they abandoned their years of dominance, their Formula One victories, the ones at La Sarthe and those at the main competitions.
Because of its reliability and performance the Mercedes Benz cars were chosen by many private teams, and drivers, including Prince Metternich, who maintained their confidence in the Mercedes “standard” vehicles.
Their favorite was the 300 SL. Metternich introduced his own Mercedes 300SL at Le Mans as Sport 3.0 (2,001 to 3,000 cc); a category he was aspiring to win at the wheel of his inline six, longitudinally arranged, 2.996cc, 215hp at 4,600rpm, aluminum drum brakes with ATE Brake, but having weight as a handicap.
Their main weapon, especially for a 24 hour race, was the reliability of its Bosch PES 6 KL injection, eliminating the usual problems with carburetors.
Nevertheless, and to the 300SL, now reproduced by Top Slot, was one of the favorites to become the class winner, but after only eight-hour racing, 58 laps of the remodeled design of Le Mans, the engine surrendered unexpectedly to the hardness of the race.
Realmente merece la pena ver más en detalle la nueva referencia de Top Slot TOP 7113, esta maravilla de Mercedes Benz 300SL.
Las ópticas protegidas para no perderlas accidentalmente durante las 24 horas, aquí reproducidas mediante calcas. Las ópticas, excepcionales; y la matrícula, una calca de excepcional factura sobre fotograbado.
Sin duda la marca española se supera con cada nueva reproducción, y no tanto por el aspecto general de cada nueva unidad, que gana, como por el detalle; ganando en acabados, ejecución y materiales, añadiendo la fotoincisión donde la resina llegaba, pero no era lo suficientemente convincente. Recordemos que esas tiras solían ser cinta de embalar, con suerte.
Otro de los puntos fuertes de la marca es, como decía, la calidad de sus materiales; la resina, su limpieza y su pintura, siempre impecable. Amén de las calcas y/o pegatinas utilizadas. El cuidado, la fidelidad y el respeto a los coleccionistas parece que sigue guiando la línea de la marca.
Disfrutar de esta unidad es girarla sobre la mano, y acercarse. Su larguísimo capó parece acortarse con el derivabrisas encargado de proteger el parabrisas.
Tras él, una más segura y "limpia" posición del piloto..., aunque ya entraremos en el habitáculo, ya.
La figura, perfectamente amoldada a las necesarios jorobas del capó.
"Sujeta" por tres soportes; un acabado francamente fino y bien ejecutado, en un punto donde el exceso de cola nos puede dejar una "mancha" imborrable.
Y los cierres de cuero..., reproducidos en resina. Tal vez otro de los puntos donde podríamos haber disfrutado de un fotograbado.
Y cómo no, su clase, identificación obligada. Espejo y óptica de posición reproducidos en resina y cromados uno a uno.
Algo que se requería de la marca era el uso de fotograbados, y la marca, que escucha las críticas, y las asume para mejorar el producto, comenzó a utilizarlos. Estas escobillas tienen otro acabado que los "gruesos" en resina.
Y detalles que no cambian, excelencia obliga.
Los dorsales, tal vez el punto más flojo, parecen demasiado gruesos, no entrando como me gustaría para ser perfecto. Sobre éstos, y para reproducir el peculiar sistema de apertura de puertas, unos adhesivos que ya conocemos sobre los dorsales.
Soberbias las "alas de gaviota", fantásticos los adhesivos cromados y negros a modo de marcos y qué decir de la pintura..., impecable. Cuidado al agarrarlo, nunca aconsejo hacerlo por los marcos de las ventanillas.
Detalle a detalle, la reproducción gana enteros.
Y una zaga sencillamente espectacular.
Con respecto a las llantas..., bastan unos segundos para las siguientes fotos.
En pista..., sin diferencias reseñables con respecto a sus hermanos de marca. Los "garajes" son de Toro Slot Cars..., y en breve más...
Y aunque no voy a realizar ningún tipo de preparación u optimización de cómo viene de serie,
..., merece la pena llevarlo al taller.
Chasis MRRC, motor en línea..., sin cambios con respecto a los anteriores 300SL.
Por ello acudo directamente a la carrocería, y al interior del habitáculo. La bandeja, como es habitual, en finísimo plástico sobre el que se acomoda al piloto.
Un piloto reproducido hasta la cintura, y las piernas pintadas sobre la bandeja.
El salpicadero, completo, es pieza a parte en resina unido directamente a la carrocería.
Fantástico volante de tres radios...
Detalles, radio incluida, a los que pocos aficionados llegarán en sus unidades.
Y en conjunto encajan a la perfección manos con timón.
Top Slot gana con cada nueva reproducción, dicen que la experiencia es un grado; pero seamos sinceros, la honestidad con que trabaja la marca, escuchar peticiones de coleccionistas para la mejora de algunos detalles..., y cómo no, estando encima de cada nueva reproducción desde el primer paso del proceso hasta el último, procurando no dejar nada al azar; esfuerzo y trabajo para una pequeña marca que poco a poco se ha metido entre las grandes; pese a lo limitado de sus tiradas. Un "Le Mans", un Mercedes en las 24 Horas de Le Mans, el único en las 24 Horas de Le Mans de 1956...., carrera que no mento, y sobre la que seguro el Maestro Overvalley nos dará, nuevamente, lección y media de pasión por la historia desde su propio punto de vista.
Salud
jueves, 26 de abril de 2012
miércoles, 25 de abril de 2012
JOHN WYER
Si ayer compartía en el blog la figura, en plomo y a escala 1:32 de Wolfgang Ullrich de la "francesa" Le Mans Miniatures, anteayer decía que serían dos las figuras, Ullrich y el histórico John Wyer, una de las figuras -como Ullrich en estos últimos 30 años- más importantes y reconocidas del automovilismo tras el muro, un hombre que convertía en ganadora la máquina que tocase, propulsase quien la propulsase.
Wyer se estrenaba en las 24 Horas de Le Mans en el año '49 con el Garage Monaco; estreno que lo llevó a la Aston Martin, marca que llevaría a la victoria en las 24 Horas del '59.
Sin embargo, acepta la "suculenta" oferta de Ford en el '63, darle las riendas "unlimited" de la Ford Advanced Vehicles (FAV) en Slough (UK). De ahí nacería el proyecto Cuarenta Pulgadas.
Tal vez demasiado poder en manos de Wyer y la falta de resultados de la sucursal británica llevarían a la marca del óvalo a desarrollar los prototipos en la ex-Colonia. Es entonces cuando Wyer toma la mejor decisión, fundar la John Wyer Automotive Engineering (JWA). Nace como centro de desarrollo, estudio y optimización de las GT40 en Europa y, cómo no, escudería privada.
Su éxito, entre otros, el Campeonato del Mundo de Resistencia (World Sportscar Championship, que en español suena fatal) del año '68; y las 24 Horas de Le Mans de 1968 y 1969..., gracias a los apoyos de Ford y cómo no, la inconfundible librea Gulf..., todo tan Wyer, tal vez demasiado, pues el equipo terminaría tomando el nombre del patrocinador que daba color a la librea.
En el '70, el Año Cero, Wyer adquiere, para su escudería, tres números a los que todos sabemos poner apellidos y nombre..., 917. Porsche 917 en el año 1970. Y aunque no quiero dedicar esta entrada a John Wyer, sí debo hacer mención a su última victoria en Le Mans..., Gulf Gr. 8, hoy la denominaré Mirage 8.
Y sí, entremos en detalle, de este pequeño Wyer reproducido por Le Mans Miniatures, una figura que tiene sus más y sus menos, y éstos menos no son más que dos pequeños detalles, y pequeños por el tamaño y no por la falta de rigor.
Primero de esos menos, la tarjeta identificativa en la solapa de la chaqueta. Fantástico que la marca decida, mediante calca, reproducir una tarjeta de ese tamaño y hacerla legible, pero señores de Le Mans Miniatures, si la hacen legible asegúrense de lo que escriben. Si fuera otra marca, de la que personalmente señalase un error, estaría seguro de que el desértico, aunque de espacio ilimitado, espacio para dejar comentarios al pie de cada entrada, se llenaría, opiniones, adejetivos, verbos y calificativos variados.
El cronómetro, digital, justo en el momento antes de comenzar a correr, con Wyer preparado para comenzar a cronometrar giros, controlando "desde el muro" la carrera.
Un error, por pequeño que sea (en tamaño), no deja de ser un error, máxime cuando denota una falta de rigor histórico, pues gran parte de los objetos a escala que adquirimos en esta, nuestra, afición, son vehículos históricos, que tienen un significado especial, ya por la prueba ya por el piloto que a su volante nos hacía disfrutar al tiempo que se jugaba la vida; es ese coche especial el que adquirimos..., un Carlos Sainz, un Jim Clark, un Vatanen, Bandini, Rindt... Cuando alguien reproduce un coche, y por error, equivoca el nombre de los pilotos, falta a la historia (aunque sea de pequeño tamaño, aunque sea un pepino en pista, en cuyo caso entiendo sería incluso bueno reciclar envases de natillas pintadas de Castrol, Marlboro... Y la excusa no puede ser que "otros también fallan"), deja de ser ese pedacito de historia que se pretende reproducir. Falta de rigor, involuntaria, y por lo tanto compensable. La tabla porta documentos se reproduce mediante fotograbado, igual que la pinza para sujetar los papeles. Los documentos mediante adhesivo.
Sin embargo la falta de rigor de este pequeño Wyer es voluntaria, pese al loable acierto de la marca china (ahora ya quito las comillas de "francesa") de hacernos disfrutar de una libreta con notas legibles. Pero falta al rigor, del que siempre ha podido presumir, con el contenido escrito de esa "libreta". Prefiero que no sea legible, se pinten rayas negras imitando texto o..., casi, casi prefiero que conste una hoja en blanco, antes que leer, como leo: Fecha: 2012. Año: Algo parecido a 28. Nombre del piloto: Zhu Jian Hua. Año: Nuevamente algo parecido a 28... Una falta que, como en el "Caso Manta", hace que la reproucción la miremos con otros ojos, aunque el resto sea fantástico, y en este caso con una relación calidad/precio francamente buena.
Una reproducción muy cuidada, que procura no olvidar detalle alguno. Si a nivel estético este pequeño Wyer convence, a nivel dinámico podrá parecer absurdo hacer mención alguna, pero si a un coche le exigimos que se mueva en pista, aunque lo ideal será que no lo haga y se mantenga en el carril, a una figura le exigiremos que no se mueva y se mantenga en pie..., como hacen las de Le Mans Miniatures sin necesidad de "peana".
Comprarlo o no, una decisión de cada uno, teniendo en cuenta nuestras "necesidades", su precio habida cuenta de sus virtudes y defectos.
Salud
Wyer se estrenaba en las 24 Horas de Le Mans en el año '49 con el Garage Monaco; estreno que lo llevó a la Aston Martin, marca que llevaría a la victoria en las 24 Horas del '59.
Sin embargo, acepta la "suculenta" oferta de Ford en el '63, darle las riendas "unlimited" de la Ford Advanced Vehicles (FAV) en Slough (UK). De ahí nacería el proyecto Cuarenta Pulgadas.
Tal vez demasiado poder en manos de Wyer y la falta de resultados de la sucursal británica llevarían a la marca del óvalo a desarrollar los prototipos en la ex-Colonia. Es entonces cuando Wyer toma la mejor decisión, fundar la John Wyer Automotive Engineering (JWA). Nace como centro de desarrollo, estudio y optimización de las GT40 en Europa y, cómo no, escudería privada.
Su éxito, entre otros, el Campeonato del Mundo de Resistencia (World Sportscar Championship, que en español suena fatal) del año '68; y las 24 Horas de Le Mans de 1968 y 1969..., gracias a los apoyos de Ford y cómo no, la inconfundible librea Gulf..., todo tan Wyer, tal vez demasiado, pues el equipo terminaría tomando el nombre del patrocinador que daba color a la librea.
En el '70, el Año Cero, Wyer adquiere, para su escudería, tres números a los que todos sabemos poner apellidos y nombre..., 917. Porsche 917 en el año 1970. Y aunque no quiero dedicar esta entrada a John Wyer, sí debo hacer mención a su última victoria en Le Mans..., Gulf Gr. 8, hoy la denominaré Mirage 8.
Y sí, entremos en detalle, de este pequeño Wyer reproducido por Le Mans Miniatures, una figura que tiene sus más y sus menos, y éstos menos no son más que dos pequeños detalles, y pequeños por el tamaño y no por la falta de rigor.
Primero de esos menos, la tarjeta identificativa en la solapa de la chaqueta. Fantástico que la marca decida, mediante calca, reproducir una tarjeta de ese tamaño y hacerla legible, pero señores de Le Mans Miniatures, si la hacen legible asegúrense de lo que escriben. Si fuera otra marca, de la que personalmente señalase un error, estaría seguro de que el desértico, aunque de espacio ilimitado, espacio para dejar comentarios al pie de cada entrada, se llenaría, opiniones, adejetivos, verbos y calificativos variados.
El cronómetro, digital, justo en el momento antes de comenzar a correr, con Wyer preparado para comenzar a cronometrar giros, controlando "desde el muro" la carrera.
Un error, por pequeño que sea (en tamaño), no deja de ser un error, máxime cuando denota una falta de rigor histórico, pues gran parte de los objetos a escala que adquirimos en esta, nuestra, afición, son vehículos históricos, que tienen un significado especial, ya por la prueba ya por el piloto que a su volante nos hacía disfrutar al tiempo que se jugaba la vida; es ese coche especial el que adquirimos..., un Carlos Sainz, un Jim Clark, un Vatanen, Bandini, Rindt... Cuando alguien reproduce un coche, y por error, equivoca el nombre de los pilotos, falta a la historia (aunque sea de pequeño tamaño, aunque sea un pepino en pista, en cuyo caso entiendo sería incluso bueno reciclar envases de natillas pintadas de Castrol, Marlboro... Y la excusa no puede ser que "otros también fallan"), deja de ser ese pedacito de historia que se pretende reproducir. Falta de rigor, involuntaria, y por lo tanto compensable. La tabla porta documentos se reproduce mediante fotograbado, igual que la pinza para sujetar los papeles. Los documentos mediante adhesivo.
Sin embargo la falta de rigor de este pequeño Wyer es voluntaria, pese al loable acierto de la marca china (ahora ya quito las comillas de "francesa") de hacernos disfrutar de una libreta con notas legibles. Pero falta al rigor, del que siempre ha podido presumir, con el contenido escrito de esa "libreta". Prefiero que no sea legible, se pinten rayas negras imitando texto o..., casi, casi prefiero que conste una hoja en blanco, antes que leer, como leo: Fecha: 2012. Año: Algo parecido a 28. Nombre del piloto: Zhu Jian Hua. Año: Nuevamente algo parecido a 28... Una falta que, como en el "Caso Manta", hace que la reproucción la miremos con otros ojos, aunque el resto sea fantástico, y en este caso con una relación calidad/precio francamente buena.
Una reproducción muy cuidada, que procura no olvidar detalle alguno. Si a nivel estético este pequeño Wyer convence, a nivel dinámico podrá parecer absurdo hacer mención alguna, pero si a un coche le exigimos que se mueva en pista, aunque lo ideal será que no lo haga y se mantenga en el carril, a una figura le exigiremos que no se mueva y se mantenga en pie..., como hacen las de Le Mans Miniatures sin necesidad de "peana".
Comprarlo o no, una decisión de cada uno, teniendo en cuenta nuestras "necesidades", su precio habida cuenta de sus virtudes y defectos.
Salud
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Le Mans Miniatures,
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