El pasado 1 de abril fallecía en su Torino del alma el grandísimo fotógrafo Rodolfo Maylander.
Fallecía a los 85 años el rey de la Leica, un hombre que amaba el automovilismo y gracias al cual hoy podemos revivir cómo se disfrutaba y sufría este deporte.
Armado de una altísima dosis de inconsciencia se apostaba en los lugares más inverosímiles, jugándose la vida en cada curva para obtener la mejor instantánea, retratando un mundo que ya no existe sino gracias a él, una época sin duda fascinante.
En sus palabras: "tutto ciò non è possibile oggi in Formula 1: niente più sudore, macchie d' olio ovunque, piloti stremati in t-shirt, i volti anneriti dai fumi dei tubi di scappamento, moglie e fidanzate a cronometrare i tempi con gli orologi appesi al collo, persone che vivevano ogni gara in uno stato costante di tensione e ansia, sbirciando nervosamente alla fine di ogni giro per controllare se la loro auto era ancora in gara. Senza i computer, la telemetria e la televisione, tutto era molto più semplice, più umano e forse, per coloro che ancora ricordano quell'esperienza, più affascinante".
Ha desaparecido uno de los últimos grandes testimonios de los tiempos heroicos de la Fórmula 1. Entre los campeones que fotografió están Alberto Ascari, Juan Manuel Fangio, Mike Hawthorn, Sir Stirling Moss..., un hombre que se hacía querer, amigo de quienes fotografiaba.
A partir de los años sesenta Mailander trabajó para la FIAT, colaborando estrechamente con los grandes Giovanni y Umberto Agnelli.
Sus fotografías las encontramos por doquier en la red, y cómo no, en infinidad de revistas y libros, más que de fotografía, de arte.
Unos de esos libros es Ferrari by Mailander (de Karl Ludvigsen), un fantástico libro que ha sido posible gracias a su amigo y colega Karl Ludvigsen, propietario de una extensísima colección de fotografías de Mailander.
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