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Una de ellas, la Roadster presentada como si de una joya se tratase tiene una historia en competición más bien pobre pese a sus características técnicas la sombra de Ferrari era alargada y las E-Type de competición cayeron en el olvido, no así las de calle, convertidas en icono y expuestas en museos como el MoMa, hablamos de cochecitos, de obras de arte, de automovilismo o de ambas tres mi capitán, de todo menos de slot. Joan, todo tuyo.
Chasis monocasco de aluminio, una solución muy común que permitía conjugar a la perfección torsión, rigidez y fuerza con una distancia al suelo realmente baja. Esto unido a su tremendo motor (325 CV) y su poco peso hacía pensar que Jaguar estaba en disposición de re-editar éxitos pasados en carreras de resistencia, pero en esto volvió Ferrari enzarzada en una lucha en la que Jaguar no podría entrar en términos de igualdad.
Las E-Type, “peso ligero” de Jaguar, eran excepcionales, un vehículo de competición ideal para equipos privados, fiables, accesibles y con unas características técnicas más que prometedoras. Este es el caso de esta Roadster, una de las unidades fabricadas en 1963 inicialmente destinada, otra más, a Briggs Cunnigham pero que finalmente recaería en Kjell Qvale (Concesionario de British Motor Cars en San Francisco), quien nada más recoger el coche en Miami lo llevó, todavía con los colores de Cunnigham dirección Sebring para la disputa de sus 12 horas.
Hoy sería prácticamente impensable que un propietario o piloto recogiese un vehículo del fabricante y lo llevase circulando por carretera hasta el circuito donde fuera a competir a los dos días; antes no era tan extraño, todos recordamos historias sobre competidores que se personaban en Módena para llevar personalmente sus coches hasta la línea de salida, con una preparación mínima con respecto a cómo salió de fábrica.
Así, y con el tiempo justo la preparación de esta Roadster consistió, principalmente, en un lavado de cara, sustitución del azul de Cunnigham por el color rojo (de ahí el ribete azul de las longitudinales líneas rojas) que definitivamente vistió, tal vez premonitorio, pues las Rosse fueron las que coparon las plazas de honor, siendo la primera de las británicas la Jaguar que Revell ha reproducido y pilotada por Ed Leslie y Frank Morill.
Pese a disputar, no con el éxito deseado un buen número de carreras en 1963, la sombra de Ferrari se cerró definitivamente sobre ella, era prácticamente imposible batirse y ganar a las flechas de Maranello. Los Privateers con más aspiraciones abandonaban sus Jaguar para adquirir otros vehículos, dejando estas para competiciones menores, magnates que deseaban entrar en el mundo del automovilismo o potentados apasionados por la competición para quienes lo más importante era poder salir en cada carrera y terminar.
En este punto se encontraban esta Jaguar con apenas 4.300 kilómetro recorridos y el ex-piloto de la USAF Howard Gidovlenko, un hombre cuyo éxito económico real le llegó al dejar las FFAA para convertirse en proveedor de su antiguo pagador, un chollo que le permitió adquirir esta Jaguar, pero que terminaría obligándole a aparcarla. Paradójicamente quien se la daba al mismo tiempo se la quitaba.
Gidovlenko aparcó su máquina en uno de sus garajes de LA junto a sus muchas “cabezas” cobradas para silenciar el rugir de este felino salvaje durante los más de treinta años que esta preciosidad estuvo abandonada sin que nadie le prestase la menor atención. Sin atención hasta que 35 años más tarde, y sólo tras la muerte de Gidovlenko, su familia encontró la máquina bajo herramientas, cajas y una gruesa capa de polvo, esta pequeña máquina blanca vestida de bólido de competición, habían encontrado, sin saberlo, la Jaguar con número de chasis S850660 y motor RA1344-9S, la de Leslie y Morrill en las 12 horas de Sebring 1963.
Tras una serie de averiguaciones, encontraron la primigenia historia de la máquina, dieron con su pedigree e historial deportivo. La noticia corrió como la pólvora, los titulares de la prensa especializada titulaban “La E-Type perdida”, una máquina a la que casi nadie dio importancia tras 1963, sobre todo porque se daba por hecho que había sido achatarrada.
Una vez enterada la familia de qué tenían entre manos llevaron su joya hasta Monterrey para ser subastada, era sin duda una de las más esperadas del día. Su afortunado ganador lo tenía claro, quería a su E-Type de vuelta al Reino Unido, donde tras una fantástica restauración volvió a lucir como cuando salió de un hangar del aeródromo de Sebring recién repintada a mano en rojo. Y volvió a Sebring en marzo de 1999, y volvió para triunfar en la Sebring Historic Racing Endurance donde ganó en su clase, estaba como nueva. Me imagino la cara de quien pudo disfrutar de una máquina por la que se han llegado a pagar casi doscientos millones de pesetas, y la forma de acelerar al ver cómo se acercaban algunos de los competidores… “Como me roces te corto…. el pie”. En papel encontraremos muchísima más información al respecto en Jaguar E-Type de Nigel Thorley, una obra imprescindible para conocer la historia de la marca y de la E-Type enconcreto. En intenet podemos completar la mayoría de la información, son muchos de los datos e innumerables las páginas de internet que, como diría Joan Guerrero, con San Google se trovan. Y páginas como la de algún apasionado a las miniaturas “verdes”. Y si cito tal o cual libro o fuente, como siempre digo, no es para evitar responsabilidad alguna de los errores que pueda contener la entrada, si constan, son, por supuesto, míos.
¿La E-Type ha vuelto?
Salud
3 comentarios:
Bonito bonito Demo, Y un texto excepcional. De los que se aprenden cosas. Sin duda eres una enciclopedia andante.
Gracias y un saludo
Wenas!!! Gracias Luis por compartir la hisoria de esta E-type, ya sabes que me encantan, además, con un texto muy "rico", y por las fotos, que como siemrpe, dan ganas de hacerse una camiseta con ellasa iejiaj eijae
adeuuuuu y gasssssssss
Haber redescubierto este blog recientemente me está proporcionando ratos de inesperado placer literario y una cascada de orgasmos visuales (con perdón). Esta entrada es tan imprescindible para el aficionado a los modelos clásicos como los son los propios modelos, reproducidos por Revell de forma magistral. ¡Qué líneas tan puras! ¡Qué zagas! (la de cualquiera de ellos) Esas llantas con su cierre de palometa, en fin, son tan ricos en detalles que es empezar a comentar y no parar. Tengo los dos modelos (y otro más que sacó Revell en blanco con líneas azules) y forman parte de mis favoritos entre mi colección. Luis, tú que pareces tener contactos con todo el mundo ¿podrías pedirles que hicieran una E-Type de calle? .... Sería el summun jajajaja
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